miércoles, 21 de octubre de 2009

Una de miedo...


Cerré la puerta de golpe, eché el pestillo y arrastré rápidamente el sofá que había dentro del despacho para bloquear la puerta.


Qué diablos…? Fuese lo que fuese, había acabado con todos… no podía apartar de mi esa imagen… estaba todo cubierto de sangre, la mesa de la entrada, los sillones, la cocina… hasta se podían ver unas salpicaduras de sangre en forma de línea recta que llegaban hasta el techo manchando paredes y diplomas… la aterradora imagen de todos los cuerpos apilados…

No entendía nada, Joder aún sigo sin entenderlo! Era un lunes cualquiera, hasta que abrí la oficina… en seguida entendí que aquel día dejaría de entender la vida del mismo modo.

Subí la corredera como cualquier otro día y quite la alarma distraído, a oscuras, recién levantado y con la cabeza liada pensando en cómo organizarme la mañana. Eran las 8:45, temprano aún para abrir, por lo que baje de nuevo la puerta corredera. La poca luz que entraba a través de las ventanas de aquel antiguo edificio reformado no dejaba intuir todo lo que pocos segundos después se desvelaría ante mí al encender las luces. Pulsé el interruptor y cuando los fluorescentes me permitieron visualizar con claridad la oficina, puede ver al final del pasillo unas pequeñas manchas en la pared. -¡Que exageración! Tuvo que ser bueno en catering del viernes para acabar por las paredes …- pensé, pero según me acercaba el color escarlata de aquellas manchas me iba poniendo más nervioso.

Sin duda las manchas de las paredes eran de sangre. Fui a la cocina a coger un paño húmedo para darle a las manchas de la pared cuando vi en el suelo un charco de sangre que salía por debajo de la puerta del cuarto de baño de Señoras. Aterrado me decidí a abrir la puerta, sujeté el pomo y temblaba tanto que las llaves de la puerta se me cayeron. El corazón se iba a salir del pecho, podía ver con claridad como mi acelerada palpitación hacía “temblar” mi camisa. Giré despacio el pomo y abrí la puerta de aquel baño.

Me quedé paralizado ante lo que vi, ni siquiera salió de mi cuerpo un suspiro, estaba rígido como una piedra… Diana Gloria, una de mis compañeras de trabajo, estaba ante mí, sentada en la tapa del wáter, empapada en sangre y con un agujero del tamaño de un puño en su cuello, además de infinidad de pequeñas heridas que a simple vista parecían mordeduras.

Me envolvió el pánico y en menos de 2 segundos estaba vomitando mi miedo encima de mis llaves y el charco de sangre. No sé muy bien para qué, pero abrí rápidamente la puerta del servicio de Caballeros. –Dios mío, ¿pero qué cojones es esto!!!?-- Había dos cuerpos, dos hombres trajeados, unos encima del otro y con las caras arrancadas… o no sé, parecía como si una prensa les hubiera aplastado el cráneo, o les hubieran sorbido el interior de la cabeza como a una gamba.

Salí corriendo de los servicios y fui a mi mesa a llamar por teléfono a la policía. Temblando como estaba, es normal que no acertase a colocarme el casco, pero de todas maneras era inútil, los teléfonos, al igual que los ordenadores de la oficina estaban rotos, estaba todo arrasado. Intenté llamar por el móvil, pero en aquel viejo bloque nunca había cobertura. Corrí hacia el despacho de Pacita, una vieja Hippy insoportable encargada del marketing de la empresa, a comprobar si el terminal de su despacho se podía utilizar… En solo un segundo, al encender la luz, pude ver como el cable del auricular del teléfono del despacho de Pacita, que también estaba hecho polvo, colgaba hacia debajo de la mesa. El resto de la imagen es rápido de explicar… solo se veían sus pies, el resto del cuerpo estaba oculto por la mesa, pero el fondo de la pared lucía una enorme mancha de sangre que hacía preveer que Pacita tampoco pudo huir.

Me giré para abrir la puerta del archivo, pero algo atrancaba la puerta. Avance deprisa hasta la sala de reuniones, abrí las puertas…y vi un montón de cuerpos apilados al principio de la sala, destrozados, algunos despedazados, no sé cuantos había, la verdad no me he entretenido en contarlos, solo me preocupé de acercarme para ver si Isa estaba o no allí . Gracias a Dios, ella no está en este salón. Es algo dantesco, no queda un metro cuadrado de sala sin restos importantes de sangre. De pronto, estando allí agachado mirando entre los cuerpos desechos, oí un ruido en la oficina, con los nervios no acertaba a adivinar de donde procedía el ruido, pero solo me inundó una idea… Sal de ahí, ¡!!Deprisa!!!

Me levanté despacio, -Es mejor no hacer ruido, por si aún se encuentra aquí dentro-, pensé, y me dirigí a la puerta de salida. Entonces fue cuando me di cuenta de un “estúpido detalle”… había cerrado la puerta, con la corredera, y había olvidado recoger las llaves del suelo de los servicios… fue entonces cuando volví a escuchar ese ruido, era una especie de sollozo, de quejido, entre un gruñido y un lamento doloroso… estaba realmente cerca, apagué las luces y entre rápidamente en la puerta más cercana a la entrada, el despacho del jefe.

Cerré la puerta de golpe, eché el pestillo y arrastré rápidamente el sofá que había dentro del despacho para bloquear la puerta.

Qué diablos…? Fuese lo que fuese, había acabado con todos… no podía apartar de mi esa imagen… estaba todo cubierto de sangre, la mesa de la entrada, los sillones, la cocina… hasta se podían ver unas salpicaduras de sangre en forma de línea recta que llegaban hasta el techo manchando paredes y diplomas… la aterradora imagen de todos los cuerpos apilados…

-¡Leo, relájate! Respirando de esa manera podrían escucharte desde la calle- A oscuras me coloqué junto al teléfono del jefe, rezando porque funcionase y así poder pedir ayuda.

Me agacho y me escondo detrás de la mesa, descuelgo el teléfono, y casi me echo a llorar… nunca me había alegrado tanto de escuchar el tono de llamada. Marco, 091 y espero impaciente, empiezo a recordar todos los momentos de mi vida que hacen que quiera salir de allí, que quiera seguir vivo… primer tono. Ya me imagino el momento en que llegue la ayuda y salir corriendo… segundo tono…

Justo detrás de mí, oigo un leve gruñido… un extraño ronroneo… me acaricia levemente en la nuca un “aire” con aroma a carne podrida y sangre… Mierda, por qué coño no habré mirado aquí antes… tercer tono…

Policía Nacional, Buenos días… ¿Buenos días?... ¿Hola?...

4 comentarios:

IXABOE dijo...

Mmmmmmm
Esto espero que sea una pesadilla de la que espero impaciente el final... El lunes abro yo... dios!!
Sigue contando o me dará algo cuando abra la corredera...
Estremecedor...
Que te tomaste? La medicación no te ha sentado bien... Las pastillas... has mirado si están caducadas? Has mezclado el acido psicosomnifero con el megagorealus? Nerviosa me hayo... espero el desenlace antes del lunes!!

Moonlight y Paula dijo...

Llegué a meterme tanto en la historia que, cuando llegas al final en el que notas el aliento a carne y sangre .... buff, me di la vuelta para mirar que tenía detrás!!!
La cena te sentó mal verdad??
Por cierto: entre tanto asesinado, no había ninguna "serpiente" venenosa cortada en cachitos? Aunque pensándolo mejor, si husiese pasado eso, no habría sido una pesadilla, jaja.
Besotes mil.

IXABOE dijo...

Al final será un bestseller de esos... jejejej
Me encanta compartir la historia contigo, aunque no veo que tengas intención de ir publicando las siguientes partes... aunque está bien pensado, a ver si nos plagian... Besotes!! Te debo mi parte, la olvidé en casa, así que esta noche podrás leerla, si quieres.
Nos vemos luego!!

IXABOE dijo...

ACTUALIZA...SI??? jejeje

Besotes.